La
cacería
Avanzó
cautelosamente, aprovechando la oscuridad que le envolvía, y se
percató que lo que escuchaba era algún canto salmódico. Sabía que
en estas tierras no era extraño encontrar cultos paganos, y que
muchas comunidades aún seguían los viejos cultos a la naturaleza.
Intensificó sus sentidos para percibir mejor la oración. Le parecía
que aquello era latín, pero introducía vocablos de una índole
distinta. Por un momento trató de identificar alguna de aquellas
palabras. Le sorprendió entender que el recital era una plegaria a
algún dios oscuro, ya que la palabras "tenebrae","nigrum"
o "Ombrum Domus" se repetían en varias de las
frases.
Continuó
avanzando, y uno de los devotos trató de abalanzarse. Ni siquiera se
movió un metro. Su propia sombra se enroscó alrededor de su cuerpo
y le partió el cuello al instante. Se produjo un momento de silencio
absoluto, y todos los presentes cayeron de rodillas ante semejante
espectáculo. El propio líder se arrodilló y dijo: "Señor,
perdona por no haber sabido reconocer tu divinidad al concedernos el
honor de tu presencia. Estamos listos para tu juicio. Servidores de
la oscuridad como somos, tus deseos son nuestras órdenes...".
Llevaba
dos días corriendo en medio de la noche. "no puede ser un
vástago" se decía "o es demasiado rápido para mí,
o camina de día...". Apartó esos pensamientos de su mente.
Le había costado demasiado sacar ese libro de la biblioteca de
Constantinopla... Había tenido que esquivar defensas mágicas, y le
daba la sensación de que a pesar de haber utilizado todos sus
poderes, aquel siniestro vigilante encapuchado le había visto. Se
quedó paralizada, con aquella figura delante, sin poder ver su
rostro, envuelto en la más profunda oscuridad. Más profunda que
todo lo que ella había invocado nunca. "El Guardián de la
Fe" le llaman. Juraría que tras esa oscuridad alguien le
observaba. Pero ni siquiera hizo ademán de actuar, se quedó allí,
tieso y sin mover un solo músculo, mientras Ella sustraía el libro.
No quería entender lo que pasaba, así que salió cuanto antes de
aquella biblioteca. Los juegos de la Yihad son complejos, y puede que
aquella acción volviera en el futuro para destruirla. Pero de nuevo
trató de olvidar aquella escena...
Todo
esto comenzaba a irritarla. Había estado en peligro en innumerables
ocasiones, pero siempre había conseguido salir con éxito y gloria
para su señor. Esta vez, todo iba mal, o más bien, todo había ido
empeorando. Desde que salió de Constantinopla, todo se había
torcido. Su barco había naufragado, se había visto en una tierra
desconocida, sedienta y cansada. Cuando por fin encontró un atisbo
de civilización, su sed de sangre le había empujado a alimentarse
de una familia entera, con tan mala fortuna que el príncipe local
había mandado a sus ghouls a ejecutarla. El fuego es terrible en
manos de un humano... Atravesó el abismo para escapar de sus
atacantes, pero sin saber porqué, algo le había atacado desde el
abismo. Esta tierra tenía todo tipo de sorpresas ocultas. Y para
colmo, una vez liberada de esa entidad, alguien le había robado el
libro mientras ella yacía inconsciente en el suelo de esa tierra
maldita.
Se
encontraba sumida de nuevo en sus pensamientos y no se había
percatado de un extraño murmullo en la espesura del bosque. Parecía
un ruido monótono, lejano, pero no le pareció que fuera el de un
animal.
Adevarul, líder ocultista |
Se
acercó por fin, hasta que pudo ver el círculo donde se llevaba a
cabo la ceremonia. Aquello le resultó de nuevo extraño. No había
una sola fuente de luz, y la oscuridad en la zona le resultaba
cómoda. Las sombras le permitirían deslizarse un poco más. De
pronto lo vio, allí estaba, su libro. Colocado encima de un altar
de madera, junto con su daga. ¡Idiotas! ¡Un grupo de simples
humanos le habían robado el libro y ahora lo tomaban como objeto de
culto! Demasiados problemas le había dado este libro para que un
rebaño de ovejas le obstaculizase también. Iba a actuar.
Ella
era una asesina invisible, pero ese grupo de humanos no merecía una
demostración de sus aptitudes. Salió de su escondite y se pronunció
en latín, directamente al líder aparente de aquel grupo:
"Disculpen señores, pero tienen algo que me pertenece...".
Hubo un sobresalto en medio del gentío. Ella avanzó tranquilamente
entre ellos mientras uno hablaba en un idioma que no conocía. El
líder miraba a este último mientras la dama se seguía
aproximando... "¡No te acerques más, diablo!" —
Por fin se pronunció el líder- "¡No tememos a los muertos,
el poder de la oscuridad está con nosotros!".
¿Los
muertos? ¿La oscuridad? La cabeza de Eleanora trabajaba rápido para
entender aquel galimatías. Si eran humanos como ella pensaba,
entonces el ladrón no intentaría asesinarla cuando estaba
inconsciente ya que, a todas luces, estaba muerta. ¿La oscuridad?
¿Acaso eran infernalistas, o pretendían decir que de algún modo
estaban sirviendo a la oscuridad primigenia, al abismo? "
“¿Oscuridad?
Insensato. La oscuridad camina a mi lado. Es ella quien me da cobijo,
y quien me nutre, y yo la sirvo como enviada de la muerte. Sí,
muerta, pero oscura y eterna como la misma noche... Ese libro me
pertenece y voy a cogerlo. Podéis intentar pararme, pero no os lo
aconsejo."
Adevarul, neonato Lasombra |
¿Señor,
Divinidad? Esto empezaba a volverse divertido. Había caminado
incansablemente durante noches, pensando que algún viejo enemigo
había sido el ladrón, y resulta que una simple comunidad de
adoradores de la oscuridad, del abismo, eran los responsables. Le
parecía curioso que tales humanos hubieran tenido acceso a tales
conocimientos. ¿ Que escondía aquella comunidad? Tanto tiempo
buscando aliados para su lucha con Grattiano y sus sanguijuelas, y
aquí, en Transilvania, en medio de la nada, en un paraje inhóspito,
un simple humano no sólo conocía, sino que adoraba al abismo...
Parece
que el viaje no había sido del todo infructuoso: "Bueno
niños, reuniros a mi alrededor. Tenéis que decirme que habéis
hecho por mí últimamente..."
Aquél
ocultista aventajado, líder de los seguidores del Abismo, se llamaba
Adevarul y había sido elegido por Eleanora para ser su chiquillo
Lasombra. Así empieza la historia ...